CONTINUACIÓN
5
Cuando conseguí
abrir los ojos me encontraba mareada y muy cansada, como si terminara de correr
una maratón. Me encontraba en una habitación de hospital de color blanco. Había
monitores conectados y varios goteros.
Permanecí
en silencio mirando por la ventana hacia la nada. Miraba un punto fijo, con la
mente en blanco. Entonces me interrumpió el sonido de la puerta al cerrarse.
-Buenos
días.-dijo el doctor.- ¿como está?
Yo no
contesté, ni asentí.
El médico
me miró de arriba a abajo y habló el solo, aunque yo le escuchaba.
-Dentro de
unos días podrá marcharse. ¿Necesita algo? ¿Me está escuchando?
El médico
desistió y se dirigió a la puerta. La abrió y antes de salir dijo:
-El día del
alta la acompañaran…a ya sabe donde me refiero.
Esta vez sí
asentí.
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